Jornada 31: C.D. Sarsfield - Liceo Monelos

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Publicado el Lunes, 19 Mayo 2014 10:25

La impotencia es un asunto complejo. En el fútbol se siente al estar preso de la necesidad de marcar cuando el rival te da la pelota, amontona hombres y cierra espacios, y no te queda más remedio que golpear el coco con una piedra hasta que se abra una brecha. El manido axioma de los de Monelos. El Liceo es un equipo áspero, duro y guerrillero. Un clásico del fútbol modesto de la ciudad que maneja como pocos los argumentos menos nobles del juego.

Son ya muchas las batallas contra los rojillos. Finales coperas, remontadas imposibles y tanganas adornan la historia de estos duelos.

El calor pegajoso empezaba a empapar las camisetas de los albicelestes cuando a los tres minutos de juego Diego Pousada encontró un espacio por el que entrar a rematar un centro desde la izquierda y batir a Sergio.

Iba a tocar llevar el peso, y el Sarsfield se puso a ello. Con los rojillos bien pertrechados en campo propio, los de Rubén tenían la pelota sin discusión. Había calidad en el campo para hacerlo. Sergio en la portería estaba protegido por Fran, Caramés, Peter y Jorge. Con Yago Liste por delante de los hermanos Sariego, la presencia de Javi en la derecha otorgaba a los albicelestes un argumento más para elaborar fútbol. Pegado a la izquierda estaba Cato, con el gatillo presto, y como único punta Kike.

El Sarsfield trazaba su fútbol sin prisa pero sin pausa. Cerradas las vías centrales, tocaba rebuscar un agujero en los costados. Por la izquierda Cato trataba de encontrar una zona despejada para sacar su bazooka, mientras que por la derecha, Javi buscaba combinar con un ofensivo y atinado Fran, que había encontrado una autopista a golpe de manual del buen lateral.

Las ocasiones fueron llegando. Kike probó de falta. Una buena combinación entre Yago, Kike y Javi no la pudo concretar el ariete uruguayo, encimado en el momento del disparo por un central rival. Cato probó también desde fuera del área. Lo justo era empatar y se empató. Una buena jugada colectiva iniciada desde atrás terminó con Cato acelerando el juego. El 21 tocó para Yago y el mago condujo hasta el balcón del área, donde recortó de tacón y habilitó nuevamente a Cato, que le doblaba por la izquierda. Su sensacional centro, con la izquierda y al primer toque, sorprendió a Diego Álvarez, y Kike lo cazó en el segundo palo con un buen testarazo picado. El charrúa, que acostumbra a no indultar al contrario, es el máximo goleador del Sarsfield en la presente temporada con 13 tantos, 11 en liga. Lleva el gol en las venas.

El empate no relajó a los de Rubén, que siguieron intentándolo. Tras una gran combinación con Javi, Fran se metió hasta la cocina, pero su centro no encontró rematador. Pero el Liceo es de los que ataca a traición. Un balón muerto en el área tras un saque de esquina fue bien aprovechado nuevamente por Pousada, que batió a Sergio con un duro remate.

Tras el descanso, el guión no cambió. Rubén sólo tocó el esquema para reubicar a Cato en la derecha y dejar la izquierda para que Javi centrase desde su perfil natural. En el 54 Dima entró por Jorge y Javi retrasó su posición al lateral. En 15 minutos los albicelestes ya habían forzado varias faltas al borde del área. Sari, Cato y Chete no lograron acertar, y el Liceo se fue despojando de la presión del Sarsfield para salir poco a poco de la cueva. Cansados por el calor, a los albicelestes les iban bajando las pulsaciones mientras Koji Kagiwara protagonizaba las contras de su equipo. El Sarsfield estaba en ese duermevela cuando un portazo le despertó. Era el minuto 60 cuando, tras una buena triangulación, la delantera rojilla rompió la línea defensiva albiceleste y Rumbo batió a Sergio. Con el partido cuesta arriba, Rubén recurrió al banquillo. Mora entró por Kike en el 67 y Saá y Lucho entraron por Chete y Javi en el 78. El partido era ya un correcalles. Un acierto rojillo liquidaría el choque, pero un gol del Sarsfield traería el suspense a Leyma. Con todo, un gran servicio de Yago puso en órbita al veloz Mora, que encaró sólo el marco de Álvarez, pero su intento de vaselina se fue al limbo. En el 84 Ansede sustituyó a Cato, pero los de Rubén ya no se acercaron más al área liceísta.